Hace 93 años, nacía María Eva Duarte, o simplemente
“Evita” como la bautizó el Pueblo. La protectora de los más humildes, la Jefa Espiritual de
la Nación, la mujer que supo ganarse la simpatía de los que nada tenían y a los
que siempre trató como sus semejantes: sus queridos “descamisados”.
Evita fue, es y será siempre una figura descollante
de la política nacional. Su lucha por los derechos de los desprotegidos que
nadie había protegido antes, su deseo de inclusión social para todos los
habitantes de la Nación, su compromiso para mejorar la calidad de vida de todos
los que eran ignorados por las clases dirigentes, hicieron que su figura tomara
una dimensión inimaginable, sólo dimensionada por aquellos que a partir de su
irrupción en la vida institucional de nuestro país, pudieron decir lo que
callaban y concretar lo que soñaban.
Hoy, en un nuevo aniversario de su nacimiento, es
preciso recuperar ese empeño, ese compromiso, esas ganas, para forjar entre
todos una Argentina justa, libre y soberana.