Otro
año parlamentario está llegando a su fin.
Es
entonces el momento indicado para efectuar un balance de lo actuado
y así rendir cuentas a la ciudadanía que con su voto, en elecciones
democráticas, limpias y transparentes, nos ha confiado la
responsabilidad de ser sus representantes en el Congreso de la
Nación.
Desde
mi condición de hombre de la política, y en particular de
justicialista rionegrino, es ineludible comenzar cualquier recuento
sin hacer mención a la trágica noticia que enlutó a toda la
provincia de Río Negro el primer día del año 2012: la muerte del
gobernador de Río Negro, el querido y recordado “Gringo” Soria.
Fue
sin lugar dudas un golpe duro, muy duro. No sólo por la desparición
física del líder que venía a poner a Río Negro en acción, sino
por la imposibilidad real y cierta de no poder volver a compartir una
charla o una discusión con el amigo y el compañero de tantos años
de militancia.
Por
eso es que, previo al análisis del año parlamentario, quería
hacerle este breve recordatorio a modo de homenaje.
Volviendo
al tema central de estas líneas, es innegable que ha sido 2012 un
año esencialmente activo en el trabajo parlamentario. No sólo en lo
que hace a la cantidad de sesiones celebradas, sino también en
cuanto a la calidad de las normas que han emanado del Poder
Legislativo, muchas de ellas fruto del trabajo mancomunado con el
Poder Ejecutivo Nacional.
Las
leyes aprobadas apuntan todas en la misma dirección, la de brindar
mayores oportunidades y mejor calidad de vida a los habitantes de la
Nación, sea cual fuera su extracción social, política o
económica.
Fruto
de los acuerdos parlamentarios y con la única intención de
interpretar el claro mensaje que dieron las urnas en octubre de 2011,
se ha llevado adelante desde la Cámara de Diputados de la Nación un
plan de trabajo que con la coordinación de Julián Domínguez desde
la presidencia de la misma (cuyo accionar fue merecedor de elogios de
todos los bloques partidarios), y de Agustín Rossi como jefe de la
bancada del Frente para la Victoria (de la cual me siento orgulloso
de ser parte), ha intentado dar respuesta cabal no sólo al 55% de la
población que apoyó el proyecto presidencial de Cristina Fernández
de Kirchner, sino también a quienes sin ser parte de ese electorado,
sueñan con una Patria Justa, Libre y Soberana.
Sólo
por mencionar los más importantes, hemos tenido el honor de haber
votado en forma favorable los siguientes proyectos:
- Ley de Derecho a la identidad de Género
- Ley de recuperación de YPF: Declaración de interés público al autoabastecimiento de hidrocarburos
- Ley de modificación a la Carta Orgánica del Banco Central y a la Ley de Convertibilidad
- Ley de modificación al Código Penal. Delitos contra la integridad sexual
- Ley declarando de Interés Público la producción de Papel de Pasta Celulosa para diario. Control Parlamentario y Marco Regulatorio
- Ley de Presupuesto de la Administración Pública Nacional para el año 2012.
- Ley de Régimen de Trabajo Agrario
- Ley estableciendo un régimen de protección al dominio Nacional sobre la propiedad, posesión y tenencia de tierras rurales.
- Ratificación de la Declaración de Ushuaia sobre la reivindicación de los derechos soberanos de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwichs del Sur.
- Ley de modificación al Código Nacional Electoral respecto a las modalidades de emisión del voto.
- Resolución de repudio al envío de buques de guerra por parte de Gran Bretaña a la zona de nuestras Islas Malvinas.
- Ley de modificación a la normativa vigente para el mercado de capitales.
- Ley de modificación a la Ley 26364 “De trata de personas”. Ampliando penalidades y sustituyendo artículos del Código Penal.
Todas
esta normas tienen como finalidad el sentar las bases de una nueva
organización nacional, con Justicia Social, Soberanía Política e
Independencia Económica.
Tengo
la tranquilidad de haber votado siempre a conciencia, respetando no
sólo a mis queridos comprovincianos rionegrinos que me honran con su
elección para ser su representante en uno de los tres poderes del
Estado Nacional, sino también a lo que la mayoría de los argentinos
quiere para sí y para sus semejantes: un país ordenado que cumple
con sus compromisos y que por sobre todas las cosas, no deja
desamparado a sus ciudadanos.
Sólo
me resta desearles a todos un Próspero Año Nuevo. Y pedir que 2013
nos encuentre a todos unidos, tratando de lograr una patria más
justa y soberana. Como la que soñaron nuestros padres y como la que
merecen nuestros hijos.